Desobsesión. Definición clásica

 

 

“La obsesión es la acción persistente de un Espíritu malo sobre una persona. Presenta características muy diversas, desde la simple influencia de orden moral, sin señales exteriores perceptibles, hasta la completa perturbación del organismo y las facultades mentales” “Se trata del dominio que algunos Espíritus pueden adquirir sobre ciertas personas. Son siempre los Espíritus inferiores que buscan dominar, pues los buenos no ejercen ningún constreñimiento… Los malos, por el contrario, se agarran a los que consiguen cautivar. Si llegan a dominar a alguien, se identifican con el Espíritu de la víctima y la conducen con se hace con un niño”. La obsesión es el dominio que los Espíritus inferiores adquieren sobre algunas personas, provocándoles desequilibrios psíquicos, emocionales y orgánicos. Esta es la definición básica que Allan Kardec dio de ella. Como causa fundamental de la obsesión, el Codificador señaló ciertas flaquezas del organismo moral de los pacientes.

Todos nosotros recibimos la influencia de los buenos y malos Espíritus, explicando que se trata de un proceso natural, por medio del cual el espíritu es estimulado a la experiencia evolutiva cuando está encarnado. Sin embargo, cuando un Espíritu atrasado se apega a una persona y su influencia perniciosa se vuelve constante, entonces puede clasificarse como obsesión.
Los síntomas que caracterizan a la obsesión varían en cada uno de los casos, desde simples efectos morales, pasando por manías, fobias, alteraciones emocionales acentuadas, cambios en la estructura psíquica, subyugación del cuerpo físico, hasta la completa disgregación de la normalidad psicológica, produciendo la locura.

En el tratamiento de la obsesión es preciso saber distinguir sus efectos, de aquellos otros causados por las influencias naturales (mas o menos pasajeras) y de las alteraciones emocionales oriundas del propio psiquismo del paciente.
Existen personas que traen desequilibrios psicológicos que, aunque se puedan beneficiar de las enseñanzas de la Espiritualidad, también necesitan del apoyo de terapeutas. La relación con la vida actual, la propia educación que reciben o su pasado reencarnatorio les cargan de traumas y condicionamientos que los hacen sufrir.

Se podrán ayudar a esos individuos en la recuperación de la normalidad anhelada, pero el entrevistador u orientador no debe dispensar la competente orientación profesional, cuando lo crea necesario.

Hay que saber diferenciar la obsesión de las otras anomalías psíquicas. Existen algunas reglas generales que pueden observarse, lo que les ayudará con profundidad, será la experiencia en trono de los casos examinados. El fenómeno obsesivo presenta señales morales, psicológicas o físicos característicos, que el trabajador debe aprender a identificar. En la obsesión, obsesión, se observa un constreñimiento de la voluntad del paciente, un incómodo que parece no cede a ninguna providencia. Con la simple influencia de sufridores, eso no ocurre. En ella, solo se observa la tristeza apática, la melancolía, llanto, sin mayor gravedad. Alguien puede estar alterado emocionalmente, influenciado por un Espíritu sufriente, sin con ello estar obsesado.

Los síntomas relacionados abajo, pueden ser indicadores de procesos obsesivos ya desarrollados o en fase de desarrollo. Si permanecen constantes en una persona, se puede sospechar con gran margen de acierto, que esté bajo el imperio de la obsesión. Son estos:

– Depresión, angustia y tristeza.

– Pesadillas constantes.

– Tendencia al vicio. – Prácticas mundanas.

– Agresividad fuera de lo normal.

– Abandono de la vida social o familiar.

– Ruidos extraños a voluntad propia.

– Visión frecuente o esporádica de sombras.

– Impresión de escuchar voces.

– Manías y tics nerviosos.

Una persona, alguna que otra vez, puede tener pesadillas, entrar en un estado de tristeza o sentir cualquiera de los síntomas citados arriba, sin que esté siendo víctima de la obsesión. Lo que caracterizará la fenomenología obsesiva será la insistencia de esos estados mórbidos en incomodar a la persona. Todavía en el campo de los síntomas, se puede afirmar que en las simples influencias espirituales, las entidades normalmente son Espíritus sufridores o ignorantes, que pueden ser apartados fácilmente del campo psíquico del paciente a través de pases y evangelización. En las obsesiones provocadas por Espíritus malos es diferente. Los síntomas se presentan con tendencias agravantes y enfermas. Se observa una insistencia de la entidad en agredir al obsesado o interferir en su mente, afectando la normalidad.

 

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