Se hace notar como peligroso, especialmente en casos de repetidas hipnosis profundas, el desarrollo de una sugestibilidad patológicamente aumentada, aun en el estado de vigilia, sobre todo con respecto a la inducción del sueño hipnótico, o una propensión exagerada a la hipnosis (“hipnomanía”). El primer fenómeno se registra solamente en personas histéricas en las cuales la hipnosis exige de todos modos una cautela especial, y por lo general sólo cuando se emplean métodos inadecuados, sobre todo cuando la preparación psíquica de los enfermos es insuficiente; la “hipnomanía” es, en la mayoría de los casos, la manifestación de un ensueño erótico cuyo objeto es el médico, o el producto de un adiestramiento hipnótico prolongado. Cuando este último se maneja acertadamente, es siempre posible “liberar” al paciente y ponerlo sobre sus propios pies.
Por otra parte, se impone la mayor reserva con todos los I. E, que han sufrido un ataque esquizofrénico o que parecen sospechosos a este respecto, por sus antecedentes familiares o personales. Pueden producirse graves explosiones psicóticas de una duración de varios meses, inmediatamente después de una hipnotización. Una investigación compilatoria, en 1923 sobre las alteraciones de la salud después de la hipnosis, suministró un material muy extenso al respecto:
Un caso de ceguera histérica de 14 años de duración, el cual se produjo después de una hipnotización efectuada irresponsablemente por un familiar lego en la materia, sólo después de haber transcurrido la mitad de una vida humana logró un médico especialista terminar con el estado por medio de la psicoterapia hipnótica (¡?).
Las múltiples tentativas para encontrar puntos de referencia sobre el grado de sensibilidad hipnótica, antes de iniciar el tratamiento, no han dado como resultado más que indicaciones muy generales, así mismo, las estadísticas solamente poseen un valor relativo. Sin embargo, prueban claramente que el porcentaje de los “refractarios” puede ser reducido a 3-6 y hasta a 0 (Berenheim, Renterghem, O. Vogt y otros), al aumentar la seguridad del operador. Similares compilaciones estadísticas de Trówner sobre la edad y la profundidad de la hipnosis demuestran que: “los niños pueden ser adormecidos fácilmente y duermen profundamente, las personas de edad mediana se hipnotizan con alguna dificultad y duermen entonces ligeramente o con profundidad relativa las personas viejas, por el contrario, son difícilmente influenciables y duermen entonces con profundidad media. “Sin embargo, la frecuencia con la cual se logran hipnosis profundas depende considerablemente de la técnica; con paciencia suficiente. O. Vogt pudo lograr una hipnosis más profunda en el 100 % de sus casos, aunque en un caso sólo después de muchas sesiones.
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