Hoy existen en todo el mundo civilizado asociaciones científicas cuya finalidad es la formación, el desarrollo, la enseñanza y la aplicación de la hipnosis como una técnica más dentro del ámbito de la medicina y la psicología, es decir, dentro del ámbito completo de todo lo relativo al hombre.
Además, la hipnosis ha entrado como una materia de pleno derecho en el ámbito científico por la puerta principal, es decir, formando parte del corpus teórico académico de muchos profesionales de las Ciencias Sociales, del Comportamiento y de la Salud.
La hipnosis está incorporada al quehacer diario de los profesionales de la investigación, la medicina, la psiquiatría, la psicología, el deporte, en grandes hospitales, consultas privadas, Centros de Investigación Universidades, etc.
Lejos de ser una forma de engaño o un mero truco de circo, aunque en no pocas ocasiones se ha utilizado de esta manera, la hipnosis es un procedimiento médico con unas indicaciones determinadas, un reconocimiento profesional y unos condicionantes que determinan su utilidad en el campo terapéutico. En la actualidad cada vez más profesionales de la sanidad emplean la hipnosis como método de tratamiento coadyuvante de otros.
A pesar de proceder del vocablo griego hypnos (=sueño) la hipnosis no tiene nada que ver con este. Se trata, al contrario, de un estado artificialmente producido de gran concentración de la consciencia en la que el sujeto entra en una relación tan íntima con el terapeuta que las sugestiones de éste no pueden ser distinguidas de la actividad del propio ego del hipnotizado. La consciencia se halla hiperactiva, hipersensible, pero solo pendiente de un determinado tema. Es simplemente un estado de consciencia distinto.
Durante este estado “especial”, el hipnotizador puede introducir en la mente del hipnotizado conceptos nuevos, o bien eliminar conceptos que perturban al paciente.
Según esto existen dos tipos de hipnosis:
Una primera denominada hipnoterapia “supresiva”, en la que se intenta hacer desaparecer una forma de conducta sintomática y conscientemente desagradable para el paciente, como el fumar, la bulimia, algunos tics nerviosos o algunos trastornos menores del lenguaje.
Una segunda forma de hipnosis se denomina “expresiva”, durante la cual, el terapeuta trae a la consciencia del hipnotizado experiencias pasadas, que permitirán al primero, el estudio de la impronta psicológica de las mismas sobre el paciente. De esta forma se pueden traer al estado normal de vigilia ciertos datos sobre los que el paciente podrá reflexionar y así dominar.