La hiperventilación o ventilación pulmonar excesiva suele aparecer cuando la persona nota determinadas dificultades respiratorias, como puede ser la sensación de no poder inspirar suficiente aire por opresión en el pecho. Esto hace que la persona sienta “hambre de aire”, lo que a su vez le motiva a respirar más rápido y profundo, incluso saliendo a la ventana con el ansia de buscar aire fresco.
No tratándose realmente de una necesidad de oxígeno, se introduce una cantidad de aire superior a las necesidades del organismo. Lo que se consigue es eliminar un exceso de anhídrido carbónico (CO2) que provoca una “alcalosis respiratoria” (aumenta el PH de la sangre).
De forma fisiológica (normal), este cambio en la composición de la sangre hace que se libere menos oxígeno en los tejidos, entonces el corazón de forma refleja aumenta la potencia y frecuencia de sus latidos. También el lugar desde donde se controla la respiración se ve afectado, al haber menos CO2 se reduce la frecuencia respiratoria y para compensarlo la persona la fuerza voluntariamente, aumentando la sensación de disnea o ahogo.
A partir de aquí los síntomas de angustia empeoran, ya que se desencadenan una serie de fenómenos fisiológicos que suelen empezar con entumecimiento u hormigueo en los dedos de ambas manos, aunque ocasionalmente también puede afectarse sólo una de ellas. Si la alcalosis persiste esta sensación se va extendiendo también a los dedos de los pies, el resto de los pies, la cara y especialmente la zona alrededor de la boca.
Menos frecuentemente se pueden producir contracciones musculares e incluso tetania (contracción muscular mantenida), sobre todo en muñecas y tobillos. Junto a lo anterior suele coexistir cierta sensación de atontamiento, así como de presión y agrandamiento de la cabeza. Ni que decir tiene que la aparición de estos síntomas secundarios a la hiperventilación no hace más que agravar la sensación de pánico de la persona.
La hiperventilación es una respiración rápida, profunda y excesiva. Una persona con una crisis de pánico puede correr el riesgo de hiperventilar, con el consiguiente empeoramiento del cuadro, pero también se sabe que personas predispuestas pueden desencadenar la propia crisis si fuerzan su respiración de forma voluntaria.
El hecho de sentir mucha ansiedad o tener un ataque de pánico son las razones usuales por las que una persona puede experimentar hiperventilación. A menudo, el pánico y la hiperventilación se vuelven un círculo vicioso: el pánico conduce a que se presente respiración rápida, mientras que la respiración rápida puede hacer que la persona sienta pánico.
La Hiperventilación puede ser debida a un sinnúmero de factores, entre ellos:
- Ansiedad y nerviosismo (causas más comunes)
- Estrés.
- Ataques de pánico.
- Enfermedades pulmonarias o coronarias, dolor severo, sangrado, infecciones…
Con la hiperventilación, no sólo se inspira demasiado oxígeno, sino que, sobre todo, se espira demasiado anhídrido carbónico.
Y esto puede ocasionar un desequilibrio químico en la sangre, que causa sensaciones físicas tales como hormigueo en los dedos y los brazos, rigidez muscular, presión en el tórax, mareos e incluso desmayos. Si la persona comienza a experimentar la hiperventilación, el objetivo es elevar los niveles de dióxido de carbono en la sangre, con lo cual se pondrá punto final a la mayoría de los síntomas. Nuestra sangre requiere una concentración de CO2 del 6,5 %. Y sólo una concentración de oxigeno del 2%.
Tratamiento:
Durante el ataque, siga las siguientes instrucciones para incrementar el dióxido en la sangre y aliviar los síntomas:
1. Cúbrase la boca y la nariz completamente con una bolsa de papel (también sirve de plástico, pero es menos seguro).
2. Respire lentamente dentro de la bolsa y vuelva a respirar el mismo aire (el aire de la bolsa contiene dióxido de carbono adicional).
3. Intente retener el aire en los pulmones, contra la “necesidad” de expulsarlo inmediatamente.
4. Respire lentamente dentro y fuera de la bolsa durante al menos de 1 a 3 minutos.
5. Deje la bolsa y respire normalmente durante unos minutos (inspire y expire cada seis segundos).
6. Si fuera necesario, repita el proceso hasta que los síntomas disminuyan o desaparezcan.
En caso de que los síntomas reaparecieran, repita el proceso con tanta frecuencia como le sea necesario (puede llevar una bolsa de papel con usted todo el tiempo como medida preventiva).
No fume ni tome café, té o bebidas con cafeína: la nicotina y la cafeína son estimulantes y pueden exacerbar o precipitar el ataque.
Para tratar a alguien con hiperventilación:
- Evitamos que entre en pánico
- Hablamos mirándolo, mirándola a los ojos en forma clara y lenta
- Identificamos si el paciente nos conoce
- Damos instrucciones cortas y claras
- Hablamos calmando al paciente y lo animamos a respirar normalmente
- Animamos al paciente a mantener la respiración mas de tres segundos
- Pedimos que exhale lentamente
- Pedimos que comience el nuevo ciclo respiratorio
- Animamos a respirar lentamente
Los síntomas pueden ser aterradores pero normalmente duran unos pocos minutos (aunque en algunos casos pueden durar horas) y no causan ningún daño físico.
La psicoterapia o el asesoramiento pueden ser aconsejables en caso de que la hiperventilación se presente con frecuencia y sea causada por la ansiedad.
La respuseta de relajación:
1) Siéntate en una posición cómoda.
2) Cierra los ojos.
3) Relaja profundamente todos tus músculos, empezando por tus pies y subiendo hacia tu cara. Mantelos relajados.
4) Respira a través de la nariz siendo consciente de tu respiración. A medida que expulses el aire di la palabra “paz” (o cualquier otra palabra como “relax”…) para ti mismo. Por ejemplo: inspira… expira, “paz”; inspira… expira, “paz”; etc. Respira fácil y naturalmente. Sobre todo, coge un ritmo que te resulte cómodo.
5) Continúa durante 10 ó 20 minutos. Puedes abrir los ojos para ver la hora (para controlar los 10 ó 20 minutos), pero procura hacerlo poco y no utilices despertador para avisarte del tiempo transcurrido (para controlar los 10 ó 20 minutos). Cuando termines, siéntate durante varios minutos, primero con los ojos cerrados, y luego con los ojos abiertos. No te levantes hasta que pasen algunos minutos.
6) No te preocupes si no te relajas completamente al principio. Deja que la relajación ocurra a su propio ritmo, no la fuerces. Practica una o dos veces al día. Con la práctica la respiración ocurrirá sin ningún esfuerzo.
Como puedes comprobar, son instrucciones de la respiración activa, esto es, de la concentración en una palabra que ayude a respirar más lenta y pausadamente, favoreciendo de esta forma la relajación.