Cuando practiques la meditación del Amor Benevolente, comienza irradiando sensaciones de amor y amabilidad hacia ti mismo. Recuerda algún momento de tu vida en el que hayas sido feliz. Cuando esa sensación de felicidad surge, lo hace también una sensación de calidez y esplendor. Algunos se quejan, es algo que escuchamos mucho, de que son incapaces de recordar algún momento feliz. En ese caso, puedes imaginarte teniendo a un bebé en brazos mirándole a los ojos. ¿Tienes un sentimiento de cariño? Cuando el bebé sonríe,¿ tú lo haces también? Quédate con esa sensación. Otra opción es imaginarte agarrando una pequeña mascota.
Cuando miras a la mascota, por naturaleza probablemente querrás sonreír y jugar con ella. La sensación que estás creando es de calidez, esplendor y sinceridad que irradias desde tus ojos, tu mente y tu corazón. Una vez que hayas conseguido establecer esa sensación, utilízala para desearte felicidad a ti mismo. “Que pueda estar tan feliz como estaba entonces.” Continúa con frases como: “Que pueda estar en paz”, “Que pueda estar feliz”, “Que pueda estar en calma”. ¿Conoces la sensación de estar en paz y en calma? Entonces pon esa sensación y a ti mismo en el centro del corazón y desde ahí envuélvete en esa sensación de felicidad. Cuando esa sensación se va apagando, trae otra frase a tu mente para recordarte la sensación.“Que pueda estar tranquilo”, “Que pueda estar satisfecho”, “Que pueda estar lleno de gozo”. Y ahora date a ti mismo un “abrazo de corazón”. Deséate felicidad a ti mismo de manera sincera. Quiérete no solo de palabra. Esta sensación va a ser tu objeto de meditación. Cada vez que la sensación se vaya desvaneciendo, repite los deseos hacia ti verbalmente en tu mente unas cuantas veces. Repite este paso las veces necesarias para que vuelva la sensación, pero ¡no hagas de ellas un mantra! Repetir las frases a modo de mantra no nos traerá la sensación que buscamos. Las frases solo nos recuerdan traer la sensación. Una vez que la sensación esté ahí, ya no necesitamos las frases. Hay muchos profesores de meditación que se enfocan en repetir una y otra vez las frases y esto, simplemente, no funciona. Practicar de esta manera lo convertiría en una práctica de meditación de concentración en la frase. Algunas personas tienen mucha facilidad para visualizar, mientras que otras no. Lo importante no es ver claramente el objeto de meditación, sino saber que está ahí. Mantén la sensación de ti mismo en el centro de tu pecho, rodeado de esa sensación de felicidad y gratificación. Nos referimos a realmente sentirse bien. Pueden ser sensaciones de paz, calma, amor, amabilidad, generosidad, gozo, claridad, tranquilidad o aceptación. Disfruta estando sentado permaneciendo en el presente y sintiendo esta sensación de satisfacción. No hay ningún sitio dónde ir; te encuentras en unas pequeñas vacaciones de la vida en este momento. No hay nada más que hacer. Solamente estar feliz e irradiarse esa sensación hacia uno mismo.
¿Puedes hacerlo? No intentes ser feliz, simplemente sé feliz. Siente satisfacción. Siéntete en paz aquí y ahora. ¡Tienes nuestro permiso para ser feliz, al menos durante los próximos 30 minutos! Esto es una meditación de sensaciones, pero no tienes que observar el centro de tu pecho tratando de traer esa sensación de amor benevolente. No fuerces una sensación que no está ahí. No empieces la casa por el tejado. Sonríe y siente esa sonrisa a través de todo tu cuerpo. Cuando dices las frases, crea esa sensación y ésta resonará en el área del corazón por sí misma. Cree en ello, y entiende que te estás deseando felicidad a ti mismo. Simplemente estate con esa sensación, comprende que está ahí y sonríe.
Pueden surgir algunos bloqueos como decirse a sí mismo, “Yo no me merezco esta felicidad! Esta aversión hacia tu propia felicidad es solo una distracción. Enseguida trataremos el tema de las distracciones. Explicaremos el método para tratar con ellas para que puedas entrenarte de tal manera que puedas alargar el tiempo en el que puedas sentir el amor benevolente. Más adelante, cuando progreses y comiences a sentir esta sensación de amor benevolente hacia otros, pueden surgir el mismo tipo de bloqueos. Una vez más se trata solo de una distracción y ha de ser tratada como tal. No hay motivos para que otros no deban sentirse felices. El primer objetivo es que tú mismo aceptes y te permitas ser feliz y estar en paz. Más adelante, una vez percibas esa felicidad en tu propia mente, te hará feliz también compartirla con otros seres.