Parapsicología: Prosopopeya

En Parapsicología, se llama prosopopeya a la máscara que el inconsciente acostumbra usar al emerger. El consciente no reconoce la parte emergente como constituyente de la propia persona­lidad. De ahí, la necesidad psicológica de poner un nombre, una máscara.

La prosopopeya se diferencia de la divi­sión de la personalidad. La prosopopeya es pasaje­ra y la división de la personalidad es permanente. Muchas divisiones de la personalidad tienen un período de prosopopeyas transitarías. Ambas, cuando son espontáneas y endógenas, son patológicas. La prosopopeya, sin embargo, puede ser inducida exógenamente, por la hipnosis, por ejemplo.

El factor desencadenante de la prosopopeya y principalmente de la división de la personali­dad, en forma espontánea, son acontecimientos de fuerte carga emotiva. Vimos, en varios ejemplos anteriores, la sexualidad reprimida por un ambien­te altamente represivo y sin motivación. Los ins­tintos reprimidos emotivamente terminan por crista­lizarse en una segunda personalidad.

Los elementos constitutivos de una personalidad sugerida, y aceptados por la imaginación, son pasajeros. Desaparecen al fin de la sesión hip­nótica, de la sesión espiritista, etc. Difícilmente alcanzan la continuidad y la emotividad necesarias para la solidificación y la emancipación.

A” no ser con el habitual “desarrollo mediúmnico”. O con las continuas sesiones hipnóticas. Ese es uno de los peligros del “desarrollo”‘… Prosopopeyas inicialmente caricaturescas y hasta si­mulaciones más o menos subconscientes pueden llegar a adquirir impresionante consistencia. La experiencia se lo enseñó a los espiritistas, aunque ellos lo expresen con otras palabras:- dicen que en los comienzos los espíritus encuentran muchas dificul­tades en adaptarse al nuevo instrumento, médium, “caballo”.

El factor emotivo o reprimido puede ser simple amor propio.

Así, todo indica que la creación de George Pelham se debió al ardiente deseo que “la gran Piper” tenía de convencer al entonces escéptico Dr. Hodgson.

Lo peor que puede pasarle a un hipnoti­zador es sugerir una personalidad que él juzga ficticia e irrelevante, y que en realidad coinci­da con algunos aspectos fuertemente afectivos del hipnotizado. Lo que se pretendía que fuese simple prosopopeya, puede transformarse en profunda divi­sión de la personalidad.

Morton Prince quedó sorprendido y hasta un tanto asustado cuando en vez de fingimiento histérico de una prosopopeya, asistió al nacimiento de la famosa personalidad Sally.
Igualmente, en las sesiones de espiritis­mo, la aparentemente transitoria prosopopeya de “espíritus guías” puede venir al encuentro de una personalidad problemática.

La “Pomba-Gira”, o “Exu Quebratodo”, o “Zé Pelintra”, etc., etc., han originado muchos locos. Pasaron a ser perseguidos por “espíritus guías”, que en la realidad representan ciertas tendencias reprimidas de aquella personalidad.

Los espiritistas insisten mucho en la aparente independencia de las prosopopeyas. Janet ya demostró que “la personalidad secundaria a ve­ces se muestra muy indócil”. Inclusive “las perso­nas más sugestionables se muestran capaces de re­sistencia y de espontaneidad”, incluso las histé­ricas o durante la hipnosis.

Los casos espiritoides ni siquiera igua­lan la aparente independencia observada en la “di­visión de la personalidad”. Los más famosos casos de “división de la personalidad” estudiados, y cu­rados por la ciencia, ciertamente eren eso mismo divisiones de una única y misma persona.

Cigaraotuso

 

Cigaraotuso Autor Tutor

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