El conocimiento de las evidencias de la vida después de la muerte ya sea por los relatos de personas a las que se les aplicó una regresión hipnótica, una terapia de vidas pasadas o por alguna situación de experiencia cercana a la muerte, nos proporciona información útil y valiosa para empezar a pensar que una única vida no basta para vivir el cúmulo de emociones, sentimientos, pensamientos, vivencias, que todas ellas contribuyen a la evolución espiritual individual. Saber que somos parte de una grandeza infinita que nos espera siempre después de una vida que posiblemente haya sido difícil o fácil como sea, es reconfortante y esperanzador, por mucho que hayamos sufrido o dejado de hacer, sabemos que iremos a un lugar especial, eterno, en donde seguiremos aprendiendo, en donde seremos consolados, en donde revisaremos con detenimiento todo lo vivido en un cuerpo físico, en donde podremos estar junto al grupo espiritual en el que hemos crecido, sentiremos la Presencia de Dios, estaremos en contacto con seres de inmensa sabiduría pero sobre todo con inmenso amor y compasión.
Los relatos, descritos son solo una muestra de lo hay allá en esa zona en la que hemos preparado nuestra vida presente, creo que al conocer esta información la vida actual se valora mucho más pues es un escalón más que nosotros mismos hemos elegido vivir y del cual nos iremos cuando sea el momento oportuno. El miedo a la muerte sabemos es una constante en aquellos que solo creen en la existencia en una vida, por cierto creencia muy respetable sin embargo si al menos queda presente en la mente de ese alguien con miedo a morir que el mundo del espíritu es una realidad será un gran logro, y si a pesar de las evidencias documentadas en libros aún prevalece el escepticismo, es válido y nuevamente respetable, no olvidar que existen esas opciones que ya se han mencionado para visitar la zona entre vidas.
“Mediante la autorrevelación, la vida entre las vidas ubica al ser físico en la perspectiva correcta. La metaconciencia nos dice sobre todo que lo sutil y espiritual en el hombre, nuestra esencia, está más allá de la destrucción. En la muerte dejamos atrás el vehículo elegidode carne y hueso para que pueda iniciarse otra etapa de la vida. El más allá, por ser nuestro hogar natural, nos trae el despertar y el recuerdo nos devuelve la claridad. Y cuando nos vemos como somos realmente, podemos aprender de la última expedición a la realidad terrenal, evaluar nuestros progresos y llagar a planificar la reencarnación siguiente según nuestras necesidades Si el mundo es un escenario, la vida entre vidas es la vida entre bambalinas con toda la utilería necesaria, y el libreto del apuntador y todo lo que hace posible una producción teatral y que debe estar ensamblado para su uso eficiente. Bien o mal desempeñado, “el papel” de la vida corpórea se interpreta en cuanto se tomó la decisión de hacerlo, ensayando y con todo el trabajo preparatorio ya realizado. Cada libreto es escrito, dirigido y producido por el protagonista y se requieren muchos libretos para actuar en muchas vidas. Solamente mediante una incesante entrada y salida por el foro puede llegarse al aprendizaje y la evolución. Vista desde la vida entre las vidas, en forma objetiva, cada experiencia humana es nada más que otra lección en el aula cósmica. Cuanto más aprendemos en cada lección, más pronto evolucionamos. En la planificación en la vida intermedia siempre buscamos las oportunidades para amar y servir y, por consiguiente, deben verse como fundamentales para nuestra evolución (Whitton,J., y Fisher, J.,1990, pp. 178-179).
El conocimiento de la vida entre vidas es de suma valía para el profesional de la Tanatología y para cualquier persona en particular puesto que nos muestra de forma específica que hay después de una muerte física, nos concientiza de que la muerte no es el fin, que solo es como ya hemos comentado un paso más, igual que otros que hemos dado desde mucho tiempo atrás.
Cigaraotuso